Septiembre de 2015. Tenía mi vida bastante encarrilada cuando una ostra se cruzó en mi camino y la puso patas arriba. No fue su increíble sabor (que lo tenía), ni su textura firme y suave (que también la tenía), sino el efecto que me produjo y que tiene que ver con ese impulso que sentimos cuando probamos algo que nos encanta: el querer compartirlo con los demás. En aquel momento, las ostras parecían destinadas solo a unos pocos elegidos en restaurantes muy caros.
Así que me dije, ¿por qué no sacar a las ostras de su jaula dorada y ponerlas al alcance de todos? Y comencé a venderlas por unidades a precios asequibles. El buen producto siempre acaba por hacerse hueco, así que, con pasión y tesón, añadiendo a la tienda
y a la carta sólo productos de la máxima calidad, nos fuimos haciendo un hueco en el corazón y el estómago de marbellíes y visitantes.
Desde entonces, en mi rinconcito del Mercado Central de Marbella, he quitado a la ostra su imagen de estirada, la he rodeado de gente agradable que la aprecia por lo que sabe y no por lo que vale; la he maridado con los mejores vinos y champagnes y la he acompañado con otros manjares a su altura.
La ostra sigue con nosotros en nuestro bar y tienda física, llenando de alegría y sabor a mar a cada vez más clientes y amigos, rendidos sin remedio a sus encantos. Y ahora, además, como estrella de nuestra nueva carta a base de productos crudos, marinados y frescos y reina indiscutible de nuestra tienda online, desde donde espero que llegue hasta el infinito y más allá.